En los últimos años, se han llevado a cabo importantes reformas en el marco normativo, tanto en el ámbito nacional como internacional para luchar contra el fraude, blanqueo de capitales o evasión fiscal, entre otros. Estas reformas han llevado a las organizaciones a adaptarse a estos nuevos cambios con el objetivo de cumplir con la ley, sobre todo a raíz de la última reforma del Código Penal, introduciendo la responsabilidad penal de la persona jurídica. Es aquí, donde surge la importancia del Compliance, cuyo objetivo es velar por el cumplimiento normativo de las entidades.
El Compliance o también denominado cumplimiento normativo se puede definir como un conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptadas por las empresas para identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan y establecer una serie de mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismo.
La implantación de un sistema de Compliance en las empresas puede tene importantes beneficios para las mismas, evitando sanciones administrativas, como pueden ser sanciones ambientales, de la Agencia Tributaria, Tribunal de la Competencia o incluso evitar o atenuar un procedimiento penal como consecuencia de un delito cometido por las mismas. Estas sanciones, además de causar en las entidades costes económicos, también pueden originar costes de otra índole, como son el deterioro de la imagen corporativa de la empresa.
Este programa de Compliance puede desarrollarlo la propia empresa de forma interna, siempre que cuente con los medios y recursos necesarios para ello, o puede externalizar esta gestión a empresas especialistas en este campo.
El Compliance no sólo se centra en el cumplimiento normativo, si no que va más allá, implementando en las entidades una cultura organizativa basada en la gestión empresarial ética y prácticas de gestión responsable, además del desempeño legal. Un buen sistema de Compliance puede ayudar a las empresas a identificar y evaluar los riesgos y establecer mecanismos para prevenir, gestionar o hacer frente a los mismos. Garantizar, no sólo el cumplimiento legal, sino también la responsabilidad social y la imagen de marca frente a clientes, socios o competidores, demostrando
una imagen de trasparencia interna.
En definitiva, el Compliance es, en la actualidad, una herramienta necesaria para el buen funcionamiento legal, ético y responsable de las organizaciones, para dar una imagen de cultura empresarial ética